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Isaías Barreñada,José Abu-Tarbush

Palestina

El 13 de septiembre de 1993 se firmaba la Declaración de Principios entre la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) e Israel, conocida más genéricamente como los Acuerdos de Oslo. Tres décadas después, la situación humana y política de los territorios palestinos está considerablemente peor que antes. Lejos de las expectativas suscitadas entonces, se ha ampliado la ocupación, reforzado la dependencia palestina de Israel y eliminado la posibilidad de un Estado palestino viable. Pese a los avances de la cuestión de Palestina en la esfera internacional, no existe ninguna iniciativa ni compromiso internacional significativo que abogue por su defensa de manera efectiva. Por el contrario, se observa un palpable abandono de los esfuerzos políticos y diplomáticos en esa dirección entre las grandes potencias mundiales, regionales e, incluso, Estados árabes. Nada de esto excusa la excepcionalidad israelí como expresión de un arcaico, ilegal e inmoral colonialismo de asentamiento y régimen de apartheid. La pasividad o la neutralidad no son más que expresiones de complicidad ante situaciones de injusticia.
José Abu-Tarbush es profesor de Sociología de las Relaciones Internacionales en la Universidad de La Laguna. Isaías Barreñada es profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad Complutense de Madrid.
226 páginas impressas
Publicação original
2023
Ano da publicação
2023
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Citações

  • Aniefez uma citaçãoano passado
    Israel no puede seguir siendo catalogado como una democracia por más tiempo, parece más pertinente el término de etnocracia, un régimen de fachada democrática, en la que el grupo dominante, que controla las estructuras de poder, se expande en el territorio en disputa, y en la que los derechos, recursos y poderes se vinculan a la etnicidad (o, en este caso, también a la confesionalidad) y no a la ciudadanía territorial o nacionalidad.
  • Aniefez uma citaçãoano passado
    En contra de las expectativas suscitadas, los Acuerdos de Oslo mostraron ser un fiasco. El diseño arquitectónico del proceso contenía las semillas de su propia negación. La significativa asimetría de poder entre las partes, la carencia de un principio rector y la mediación internacional parcial no fueron los únicos ingredientes que contribuyeron a su fracaso. No menos importante fue la ausencia de voluntad política mostrada reiteradamente por el actor más fuerte de esta ecuación, la potencia de ocupación colonial, para poner fin a su prolongada ocupación militar y propiciar el establecimiento de un mini-Estado palestino en los territorios de la Franja de Gaza, Cisjordania y Jerusalén Este, donde se ubicaría su capital.
  • Aniefez uma citaçãoano passado
    Era obvio que con el refuerzo de esa alianza regional Estados Unidos intentaba salvaguardar sus intereses, sin implicarse directamente como en el pasado y delegando en sus aliados regionales, entre los que Israel asumía el rol de primus inter pares. Por mucho que delegara, Israel no tenía capacidad ni legitimidad para vertebrarse como un hegemón regional. De ahí la importancia de la asociación estratégica con otros aliados en aras de lograr un equilibrio de poder regional más favorable

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