Cuando salgo, escucho―: ¿Estás loco?
Bien. Está enfadada. Y no parece borracha en absoluto. Tiene las llaves metidas entre los dedos como garras e instantáneamente me gusta esta chica.
Sin preámbulos. Sale por todas. Es pequeña y feroz. Me siento como Peter Pan siendo azotado por Campanilla.