La mirada dice que no estoy enojado, estoy decepcionado. Y odio esa distinción, porque en el fondo, odio fallar a la gente. Cuando están enojados, significa que se preocupan por ti.
Quieren algo mejor para ti. Saben que eres capaz de algo mejor. Cuando son indiferentes así, es casi como si esperaran que lo arruinaras.