Leí los anteriores y este fue el que menos me gustó.
Aunque me gusta que los temas que toca Dahlia, denuncian una realidad presente en el país desde hace años. Sin embargo, sus forma de escribir no es de mu agrado, defiende el no elitizar las letras, pero hay forma de no hacerlo y tener una mejor narración incluyendo las formas de hablar de algunas personas.
También siento que los temas relacionados al narco sin tocados muy por encima y con una visón de una persona que casi no ha vivido ese contexto.
Aparte, hay veces que da la sensación que defiende la narcocultura.
Un libro incómodo, así como es el reflejo de una situación sociopolítica actual, sabemos que existe pero no queremos ver ese reflejo porque cala, porque nos sentimos con superioridad moral o simplemente porque con “mis privilegios” no es mi realidad.