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Margaret Rogerson

Embrujo de espinas

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Desde que la abandonaron de niña en una de las bibliotecas mágicas de Austermeer, Elisabeth ha crecido entre grimorios que susurran en los estantes y que, ante la menor provocación, se transforman en monstruos de tinta y cuero. Allí espera terminar su aprendizaje para encargarse de custodiarlos y proteger a los demás de su poder.
Cuando alguien sabotea la seguridad de la biblioteca para liberar el grimorio más peligroso que alberga, Elisabeth se ve implicada en el crimen y sin nadie a quien recurrir con la excepción de su enemigo jurado: el hechicero Nathaniel Espinosa, siempre acompañado de su misterioso sirviente.
Será al ver que ante ella comienzan a desplegarse unas posibilidades que nunca podría haber imaginado cuando Elisabeth empiece a cuestionar todo lo que le han enseñado sobre sus adoradas bibliotecas, sobre la hechicería e incluso sobre sí misma.
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Impressões

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    👍Vale a leitura
    🔮Segredos Obscuros
    💡Aprendi Muito
    🎯Vale a pena
    💞Amoroso
    🐼Fofinho
    💧Sentimental

    ARTE

Citações

  • Danii ☁fez uma citaçãoanteontem
    —Me temo que tendrá que aprender a vestirse sin ponerse la ropa del revés. Tendrá veinte años más para perfeccionar ese arte. Esperemos que con eso baste. —Dio un paso adelante—. Cuida de él, Elisabeth.

    A ella, las lágrimas le bañaban las mejillas. Asintió con un gesto brusco. Silas ahora parecía en calma, su cara transformada por el alivio. Esbozaba una débil sonrisa. La joven recordó lo que había pensado al ver la sonrisa de Silas por primera vez: que nunca había visto nada tan bello. Ni siquiera sabía que semejante belleza fuera posible.

    SILAS 😭😭😭😭😭😭😭😭💔💔💔💔💔💔💔

  • Danii ☁fez uma citaçãoanteontem
    Se inclinó sobre Nathaniel. Elisabeth tragó saliva. Sin embargo, se limitó a llevarse su mano a los labios y besarla, como había hecho después de su invocación, aunque el dolor que le suponía hacerlo le deformaba el rostro y el hambre luchaba por controlarlo a cada segundo. Entonces, dejó la mano del joven, se levantó y se enfrentó al arconte.

    —Silas —susurró Elisabeth.

    El dolor se extendió como una ola por las facciones del demonio al oír su voz. Cerró los ojos para ahuyentar el hambre.

    —No soy su igual —repuso con voz ronca—. No puedo luchar y ganarle. —Cada palabra le costaba—. Pero tengo la fuerza suficiente para ponerle fin al ritual y obligarlo a volver al Altermundo
  • Danii ☁fez uma citaçãoanteontem
    Y las cinco velas se apagaron a la vez

    MI BEBEEEEEE

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