Por supuesto, las personas pueden experimentar una combinación de trauma crónico y agudo. Un ejemplo recurrente de esta tragedia es el abuso infantil crónico seguido de un evento que causa un trastorno del estrés postraumático, como las lesiones físicas y emocionales agudas que los soldados sufren mientras están en zona de guerra. Un estudio longitudinal histórico de Harvard demostró claramente que aquellos que no tienen antecedentes de trauma con el tiempo pueden recuperarse de los horrores de la guerra, mientras que quienes también han sufrido experiencias traumáticas en la infancia pueden seguir experimentando síntomas dolorosos e incapacitantes del trastorno del estrés postraumático, como pesadillas, flashbacks y disociación, incluso cincuenta años más tarde.4 Las experiencias de la guerra hacen que las defensas previas del trauma infantil se refuercen y se bloqueen aún más profundamente en el sistema, lo que dificulta doblemente la curación de las secuelas.