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Livros
Roberto Calasso

El libro de todos los libros

  • Zakarias Zafrafez uma citaçãoontem
    Moisés no solo no encontró sepultura en la Tierra Prometida, no solo se desconoce su tumba, que se encontraba en las estepas de Moab, territorio de los enemigos de los hijos de Israel, sino que, además, la que encontró se hallaba en el valle frente a Bet-Peor, el lugar donde estaba encerrado Haron, uno de los cinco Ángeles de la Destrucción. La potencia de la salvación y la de la ruina se encontraban una al lado de la otra, y eran inalcanzables. Había quienes decían que esto era así para que el ángel de la destrucción quedase paralizado, cuando se le ocurriera «salir de las profundidades con las fauces abiertas».
  • Zakarias Zafrafez uma citaçãoontem
    Tierra Prometida no era un lugar intacto, nunca antes pisado, donde todo crecería de la mejor manera. Al contrario: era un mundo ya hecho, construido por otros, que habían desaparecido. Todo era abundante, todo estaba disponible, pero el país estaba vacío, como el desierto donde los hijos de Israel habían pasado cuarenta años. Este era el prodigio, más que la leche y la miel que manaban. Al entrar en aquel país, los hijos de Israel solo tendrían que introducir ciertas reglas.
  • Zakarias Zafrafez uma citaçãoontem
    «Este precepto no tiene como finalidad compensar una imperfección física. Al contrario, se trata de poner remedio a una imperfección moral. El verdadero propósito es el dolor físico que se le inflige a ese miembro sin perturbar en modo alguno las funciones necesarias para la conservación del individuo ni impedir la procreación, pero disminuyendo la pasión y la concupiscencia excesivas».
  • Zakarias Zafrafez uma citaçãoontem
    También en esto, como con todas las palabras de Yahvé, no había elección: había que aceptarlas todas al mismo tiempo. Esto dependía de los que observaban los preceptos llevándolos en la frente en forma de filacterias y recordándolos sin cesar. Pero lo que más importaba no era la observancia de los preceptos individuales. Era, más bien, el reconocimiento de la Ley como entidad soberana, que todo lo rodeaba y se cernía sobre todo.
  • Zakarias Zafrafez uma citaçãohá 9 dias
    existencia humana siempre parecía estar en deuda con Yahvé, una deuda que debía pagarse inmediatamente, como primer paso, ofreciendo las primicias, los excedentes o los primogénitos, sin vacilar («no retrasarás [la ofrenda] de tus excedentes y de tu jugo»).
  • Zakarias Zafrafez uma citaçãohá 9 dias
    Con los cuatro cuernos a los lados, el altar se asemejaba a un animal y esos cuernos se untaban con su propia sangre. Por lo tanto, la sangre pertenecía al altar y se renovaba en cada ceremonia. Al mismo tiempo, la sangre tenía que ser eliminada. Cuando se erigió el Templo de Jerusalén, se inventó un complejo sistema de depósitos y canalizaciones para que la sangre desapareciera de la vista. Había una duplicidad invencible en la relación con la sangre: no podía impregnar lo que se comía, pero tenía que coagularse en los cuatro extremos del altar donde se presentaban las ofrendas. Prohibida para los hombres, la sangre era indispensable para Yahvé.
  • Zakarias Zafrafez uma citaçãohá 18 dias
    ejercicio –Yahvé se lo hizo comprender a Israel– «para humillarte, para ponerte a prueba, para saber lo que tienes en el corazón». Si sobrevivían a esos años –y, sobre todo, si no se atribuían el feliz resultado de la empresa a sí mismos en vez de a Yahvé, ya que «él es quien te da la fuerza para procurarte la riqueza»–, todas las promesas de multiplicación de los seres y de la felicidad se cumplirían. En cambio, si llegaban al punto de «ir en busca de otros dioses», Yahvé tomaría medidas de inmediato: «Él os dispersará entre los pueblos y pocos de vosotros permaneceréis en las naciones adonde Yahvé os guiará». Fue el primer anuncio de la diáspora.
  • Zakarias Zafrafez uma citaçãohá 19 dias
    fin quedaba claro el motivo de la famosa fiesta «a tres días de marcha por el desierto», que había contrariado al faraón por la obstinación sin sentido de la petición y había terminado por desatar las plagas. Lo importante no era la fiesta, sino el desierto. Tenía que ser una primera prueba de separación de todo, un ejercicio de abolición de toda naturaleza proliferante, de olvido de las inmensas aguas del Nilo y, sobre todo, de aquellos animales venerados y presentes en cualquier rincón de Egipto.
  • Zakarias Zafrafez uma citaçãohá 19 dias
    Con ambas manos apoyadas en la cabeza del chivo de de Azazel, expresaría con palabras «todas las culpas de los hijos de Israel», que él conocía bien. Evidentemente había algo que la sangre de ningún animal sacrificado podría curar. Se necesitaba el poder desnudo de la palabra. Pero pronunciada tocando la cabeza de un animal. Y ese animal debía luego ser abandonado en el desierto, como las palabras de la confesión, que debían ser pronunciadas y arrojadas a una «tierra árida».
  • Zakarias Zafrafez uma citaçãohá 19 dias
    Moisés hizo matar a todos los que habían participado en la abominable fiesta. ¿Y los otros, los que no se rebelaron? Moisés los castigó con un requerimiento sutil y cruel: tuvieron que renunciar a todas sus joyas, los últimos y queridos restos de Egipto que no habían sido usados para el becerro de oro. Serían el primer pueblo sin adornos: «Y los hijos de Israel se deshicieron de sus ornamentos desde que partieron del monte Horeb».
    Lo entregado fue tan abundante que un grupo de sabios se acercó a Moisés y le dijo: «Estos exageran al entregar más de lo requerido para la obra que Yahvé ha mandado realizar». Moisés entonces proclamó que se interrumpía la recogida y «la gente se abstuvo de entregar más. El material era suficiente para todo el trabajo por hacer; de hecho, era demasiado».
    Despojados de sus posesiones más preciadas, los hijos de Israel podían reanudar su viaje. Pero primero debían erigir la Tienda del Encuentro siguiendo todas y cada una de las numerosas prescripciones de Yahvé. Cuando terminaron la empresa, Moisés los bendijo.
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