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Livros
Jon Anderson

La caída de Bagdad

Una obra maestra del reportaje literario sobre la experiencia de iraquíes de a pie que viven el epílogo del régimen de Sadam Husein.
Una obra maestra del reportaje literario sobre la experiencia de iraquíes de a pie que viven el epílogo del régimen de Sadam Husein. Se trata de un tema ardientemente politizado y, por ello, una espesa niebla de propaganda, tanto de los partidarios de la guerra como de sus adversarios, oscureció en su momento la realidad de lo que el pueblo iraquí se vio obligado a soportar.
El autor sigue a un grupo notable y variado de iraquíes a lo largo de una época extraordinaria: desde el miedo omnipresente bajo la bota brutal y orwelliana de Sadam y la atmósfera surrealista de Bagdad antes de la invasión hasta llegar a la desastrosa y mal planificada asunción del poder y sus frutos por parte del ejército norteamericano, pasando por el estallido de la guerra.
Un asombroso retrato de la humanidad en situaciones extremas; una obra de gran sagacidad, empatía y claridad moral, que rescatamos con un prólogo escrito para la ocasión por la periodista brasileña Carol Pires.
594 páginas impressas
Publicação original
2021
Ano da publicação
2021
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Impressões

  • Roxana Lezamacompartilhou uma impressãohá 3 anos
    👍Vale a leitura

    Uno de los mejores libros que he leído en 2021. Muy documentado, muy personal, muy sentido, muy bien escrito. Anécdotas invaluables y un panorama histórico esclarecedor.

Citações

  • martefez uma citaçãoontem
    –¡Un millón de niños iraquíes muertos! –gritó–. ¿Qué clase de personas son los americanos? ¿Es que somos pieles rojas a los que hay que eliminar? ¡Estamos hablando de un auténtico genocidio! ¡Ni siquiera Hitler se atrevió a tanto! Yo creo que ni siquiera nos consideran seres humanos. Si en Estados Unidos muriera un millón de gatos o perros, estoy segura de que habría un gran escándalo, ¡pero nuestra suerte no le importa a nadie porque somos iraquíes! Esto es un crimen, lisa y llanamente, un genocidio, un genocidio de los americanos. –Al Sadún concluyó con amargura–: ¿Sabe una cosa? Con el tiempo, he llegado a detestar la palabra «democracia», pues Estados Unidos insiste en que nos está bombardeando y matando a nuestros niños para traernos la democracia y los derechos humanos. ¡Si ésa es su idea de democracia, no la queremos! Los americanos tendrán más aviones y misiles, pero nosotros somos un pueblo civilizado. De hecho, somos más civilizados que ellos
  • martefez uma citaçãoontem
    del primer código de leyes, compilado por Hammurabi, cuyo principio rector, el «ojo por ojo», se convertiría en determinante para toda la eternidad. Alejandro Magno murió en Irak, igual que el yerno del profeta Mahoma, el imán Alí, y que el hijo de Alí, Husein, ambos reverenciados por los chiíes. En Irak nació Nabucodonosor, así como Saladino el Conquistador y el patriarca bíblico judío Abraham. Me parecía una ironía cruel que, con semejante historial, los iraquíes hubieran acabado gobernados por Sadam Husein.
  • martefez uma citaçãoontem
    Quienes vienen de Occidente, donde la realidad consiste en el hoy y el mañana y el pasado carece de importancia y apenas existe, se equivocan al aplicar a Irak el mismo rasero. Aquí el pasado ha originado el presente y sigue formando parte de él. Aquí crearon a los primeros dioses con rostro humano. Había dioses para el agua, para la agricultura y todo lo demás. Yo los veo como a ministros de Sadam. Aquellos dioses eran el vínculo entre el cielo y la tierra, lo que originó una tradición de tratar a los monarcas como a dioses. El carácter divino se basa en la mezcla del cielo y la tierra. Quizá esto explique lo que usted está viendo en Irak

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