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Neva Altaj

Stolen Touches

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  • Brittany Funesfez uma citaçãohá 2 anos
    Ahogo un grito y casi me desmayo en el acto al contemplar el gran agujero rojo de mi brazo, supurando sangre. Es diferente ver una herida en mi propio cuerpo, y ninguna experiencia podría haberme preparado para ello.

    —¡Nino! —grita Salvatore, mirándome el brazo y la sangre manando de la herida. Respira con dificultad, y cuando levanta la vista hacia mí, tiene una mirada enloquecida.

    Nino viene corriendo, me pone en el brazo un bulto de tela que parece la camisa de alguien y grito.

    —A un hospital —ladra Salvatore—. ¡Ahora, Nino!

    —¿Y tú, jefe? —pregunta Nino mientras me coge en brazos.

    —¡Si no llevas a mi mujer a un hospital en menos de cinco minutos, Nino, acabaré contigo, joder! Carmelo, ve con ellos y llévate a Pasquale. Ahora mismo, joder —grita.

    Nino asiente y me saca corriendo hacia un todoterreno aparcado fuera.

    Salvatore

    Stefano tardó cuarenta minutos en encontrar las llaves de las esposas y soltarme. Cuarenta putos minutos sentado mientras Milene pierde sangre. Disparada. Por mi culpa.

    El sonido de un teléfono sonando viene de mi izquierda.

    —Es Nino —dice Stefano y me pasa su teléfono.

    Me tiembla la mano cuando cojo el aparato y miro la pantalla. Es una herida en el brazo. No debería ser grave, a menos que la bala haya tocado una arteria. El temblor de mi mano se intensifica y solo consigo pulsar el botón de respuesta al tercer intento. Acerco el teléfono a la oreja y cierro los ojos.

    —¿Nino?

    —Se pondrá bien.

    Me agarro al respaldo de la silla y exhalo.

    —¿Qué tan grave?

    —Algunos daños musculares que deberían curarse bien.

    —¿Se recuperará del todo? ¿Sin secuelas?

    —Mañana le darán el alta. Tu mujer está bien, jefe.

    Corto la llamada y me vuelvo a mirar los cadáveres de los irlandeses esparcidos por todas partes. La mayoría están muertos, pero hay otros aún vivos, gimiendo o jadeando. Al girar la cabeza hacia un lado, fijo la mirada en el hombre que Aldo tiene apretado contra el capó de un coche. ¡Maldito Patrick Fitzgerald! Estaba escondido en su coche mientras arreciaba el tiroteo y luego intentó dispararme cuando todo el mundo bajó la guardia. Solo que la bala alcanzó a mi mujer.

    —Un cuchillo —digo sin apartar los ojos del líder de la mafia irlandesa al que solo le quedan unos cientos de latidos en su patética vida.
  • Maria Briseñofez uma citaçãomês passado
    —Yo también te amo.

    Se me corta la respiración. Sus ojos vuelven a los míos mientras su otra mano se acerca a acariciarme una oreja.

    —Lo siento —dice—. Sé que no es fácil. Ser amada por mí.

    Me muerdo el labio inferior y respiro hondo.

    —Te equivocas. —Sé que me ama, pero es diferente cuando lo dice. Que haya llegado al punto de pronunciar esas tres palabritas significa más que el sentimiento en sí—. Ser amada por ti es la mejor sensación del mundo.

    Sus labios presionan los míos.
  • Maria Briseñofez uma citaçãomês passado
    —¿Cómo has podido hacerlo? —pregunto en voz baja, y luego paso a gritar—. ¡Cómo coño has podido hacerlo! Quería morir en esa silla, sabiendo que estabas en la línea directa de fuego, ¡esperando a que te alcanzara una bala! ¡Por mi culpa! —Aprieto el carro y lanzo la cosa contra la pared que tengo detrás—. No puedes. Hacer. ¡Eso!

    —Tore…

    —¡No! —gruño—. ¡Nunca! ¡Jamás, Milene! No puedo… No puedo ni pensar en lo que podría haber pasado. ¿Cómo coño esperas que me enfrente a esto? ¿Tú, siendo herida, por mí? No volverás a hacerlo. —Entierro mis manos en mi cabellera y tiro—. ¡Mierda!
  • Maria Briseñofez uma citaçãomês passado
    Algo oscuro y hambriento con ansias de destrucción despertó dentro de mi pecho cuando Alessandro llamó. Un abismo tenebroso crece a cada segundo que pasa, ansiando una masacre. Un agujero negro listo para tragarse el universo entero. Se atrevieron a llevarse a mi Milene. Oh, cómo lo pagarán.
  • Maria Briseñofez uma citaçãomês passado
    Algo oscuro y hambriento con ansias de destrucción despertó dentro de mi pecho cuando Alessandro llamó. Un abismo tenebroso crece a cada segundo que pasa, ansiando una masacre. Un agujero negro listo para tragarse el universo entero. Se atrevieron a llevarse a mi Milene. Oh, cómo lo pagarán.
  • Maria Briseñofez uma citaçãomês passado
    —Si en la cabeza de alguien se formara siquiera la más mínima simiente de querer dañar a mi mujer, le partiría la cabeza con mis propias manos como si fuera una puta sandía —escupo. A continuación, les sacaría el cerebro enfermo y se lo estrujaría tan fuerte que lo único que quedaría sería papilla.
  • Maria Briseñofez uma citaçãomês passado
    —Me has dado un susto de muerte. No te atrevas a echarme así otra vez —susurra—. La próxima vez te vienes conmigo.

    Aprieto los dientes. No tiene ni idea de lo difícil que ha sido confiar su seguridad en manos de Stefano en lugar de sacarla yo mismo del peligro.

    —Stefano es más rápido que yo, cara.

    —Me importa una mierda —suelta, y la línea se corta.

    Cuelgo el teléfono y lo miro fijamente. Nadie se atreve nunca a colgarme y, sin embargo, ella lo hace todo el tiempo. Es curioso.
  • Maria Briseñofez uma citaçãomês passado
    —Me has dado un susto de muerte. No te atrevas a echarme así otra vez —susurra—. La próxima vez te vienes conmigo.

    Aprieto los dientes. No tiene ni idea de lo difícil que ha sido confiar su seguridad en manos de Stefano en lugar de sacarla yo mismo del peligro.

    —Stefano es más rápido que yo, cara.

    —Me importa una mierda —suelta, y la línea se corta.

    Cuelgo el teléfono y lo miro fijamente. Nadie se atreve nunca a colgarme y, sin embargo, ella lo hace todo el tiempo. Es curioso.
  • Maria Briseñofez uma citaçãomês passado
    —¿Puedes explicarme esos... problemas con más claridad? Por favor.

    Tomo su mano entre las mías y trazo un círculo en el centro de la palma.

    —Empieza como un ligero malestar, nada especial, una pequeña incomodidad, pero enseguida se transforma en una inquietud difícil de controlar —digo—. Entonces, me distraigo. Nervioso. No consigo concentrarme. Mi cerebro construye diferentes escenarios, cada uno peor que el anterior, y es en lo único que puedo pensar. No puedo bloquearlo.
  • Maria Briseñofez uma citaçãomês passado
    —¿Puedes explicarme esos... problemas con más claridad? Por favor.

    Tomo su mano entre las mías y trazo un círculo en el centro de la palma.

    —Empieza como un ligero malestar, nada especial, una pequeña incomodidad, pero enseguida se transforma en una inquietud difícil de controlar —digo—. Entonces, me distraigo. Nervioso. No consigo concentrarme. Mi cerebro construye diferentes escenarios, cada uno peor que el anterior, y es en lo único que puedo pensar. No puedo bloquearlo.
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