Las aplicaciones interactivas constan de elementos funcionales y de elementos informativos. Los elementos funcionales deben ser reconocidos por el usuario como controles o como parte del marco de una aplicación. Los elementos informativos, como las imágenes y el texto, deben reconocerse como contenido pasivo que puede cambiar, pero que no puede funcionar como un control. Puede haber una mezcla entre los elementos funcionales y los pasivos. En algunas situaciones, una imagen también puede ser un control (por ejemplo, ampliándose al hacer clic), incluso el texto puede serlo (por ejemplo, actuando como enlace en la navegación).