para que imagines lo que pasa por la cabeza de una persona adicta al alcohol cuando experimenta un fuerte deseo de beber alcohol, sino para que te hagas una idea de lo que debe ser estar bajo las órdenes de nuestro cerebro límbico. Es decir, intentar controlar los impulsos que nos llevan adonde acostumbrábamos a ir (bares, cafeterías, tiendas donde comprábamos bebidas...), a estar con quien bebíamos (nuestros amigos de barra), a disponer de esa «varita mágica» que nos permitía aliviar la ansiedad, la tristeza, el aburrimiento y otras muchas emociones negativas que teníamos al cabo del día