Soy Cicuta, de la casa del invierno. —Los sabuesos, más silenciosos que el vuelo de un búho, nos cercaron desde todos los rincones del claro. Deambularon alrededor de sus piernas y presionaron las estrechas cabezas contra sus manos—. Llevo liderando la Cacería Salvaje desde antes de que el árbol más viejo de este bosque echara su primera raíz