39 cafés y un desayuno

Nos pasamos la vida conociendo a unas personas a deshoras y perdiendo horas con otras.

veces Martina me dice que con algunas personas tiene la sensación de estar con varias a la vez y nunca sabe cuál es la verdadera. Está claro que una de esas personas que vivía dentro de Kark no le gustaba nada.

Cuando la cosa no fluye, es me-

jor dejarlo.

A veces te que- das con la basurilla como si fuera lo mejor hasta que apa- rezca en tu vida lo que tiene que aparecer, ese amor del bueno, en el que tú eres la prioridad y no hay que dejar nada de lado. Una persona que piensa en ti a todas horas y que cuando anda por la calle te compra cualquier tonte- ría porque se acuerda de ti, que cuando estás con fiebre deja a los amigos con los que había quedado para prepa- rarte una infusión caliente y hacerte compañía.

desaparecimos de la ruta, ni con GPS nos hubiesen encontrado.

Al final, cuando buscamos una relación que perdure en el tiempo, no queremos un tsunami, lleno de subidas y ba- jadas que solo sirven para sufrir. Eso nos hacía gracia de jovencitas, pero a estas alturas si de algo estamos cansadas es de aguantar tonterías

Román, tienes que cuidarte.

—Sí, lo haré.

—Los futuros no arreglan los presentes

quizás el amor no tiene edad, pero los aman- tes sí.

Vas a pensar que estoy loca, pero hace días, cuando vio mi coche, me di cuenta de que su cara cambiaba de gesto.

—Ya, pensaría que eras una chica Peugeot: pequeñita y manejable

—Es un caballero, no es como los demás.

—Me joroba mucho cuando habláis así. En la cama no hay caballeros. Recordadlo. Todos quieren llevarte a la cama, aunque después planchen sus camisas.