quienes hacen una comida meditativa una vez por semana o una vez al día. De ese modo, puedes convertir al simple hecho de comer una manzana en una meditación que dure un cuarto de hora. Y es mucha la gente que descubre que, cuando come ocasionalmente de este modo, mejora también su bienestar físico.
El objetivo de esta meditación consiste en cobrar conciencia de todas esas voces para distinguir cuáles son aquellas que habitualmente más escuchamos y aprender quizás a escuchar también otras. El arte de vivir sabiamente depende de nuestra atención y, aunque no estemos sentados en el cojín de meditación, siempre podemos aprender a prestar atención a nuestras experiencias. Y, como todos hacemos varias comidas al día, la práctica de la comida meditativa nos proporciona una excelente oportunidad de ser conscientes varias veces al dí