De ese modo, cuando el deseo aflora, podemos etiquetarlo como «carencia, carencia, carencia» o «deseo, deseo, deseo». Podemos observarlo hasta sentirlo como es. ¿Tiene, si se trata del hambre, tu vientre hambre? ¿Está tu lengua hambrienta? ¿Es tu mente la que tiene hambre o tu corazón el que