poco probable también que una persona sin oído musical pueda cantar a la perfección el aria de una ópera sobre un escenario y reciba el aplauso del público. Sin embargo, si estas personas se ejercitan a fondo, seguro que la primera podrá cruzar la superficie de un lago congelado tambaleándose un poco y la otra cantar hasta el final una canción equivocándose en algunas notas. Ese el milagro que puede lograr la práctica constante