Ahora, si piensas que procediste correctamente, Rilla, entonces no hay más que hablar. Lo dejo libre a tu conciencia».
No me gusta cuando mamá deja las cosas libres a mi conciencia. Y además, ¿qué podía hacer? No podía ir a devolver el sombrero: ya lo había usado para ir a un concierto. Tenía que quedármelo. Me sentía tan mal que desemboqué en un estado de ánimo calmo, gélido, mortífero.
ana antes