—Tengo que irme —murmuró Rhett, siguiéndolos con la mirada—. Supongo que querrán que los guardianes hablemos antes de empezar.
—Nos vemos después —susurró Alice, más apenada de lo que pretendía sonar.
Rhett estaba a punto de salir, pero suspiró, volvió atrás, la sujetó de la nuca y le dio un beso corto en los labios.
—Estaré bien. Te lo prometo.
Dicho esto, se marchó y ella hundió la cara en sus manos.