Para que las adopciones pudiesen ser objeto de un desarrollo saludable al máximo, antes de colocar a la criatura en el seno de una familia, habría que poder hacer, además de un estudio muy esmerado de las condiciones emocionales y materiales de los padres potenciales, un estudio también muy profundo de las características médicas y psíquicas del niño. Ello permitiría detectar, en la mayoría de casos, si realmente un ambiente familiar puede ayudar al niño y, también, qué perfil de padres sería el más conveniente para cada criatura. En la mayoría de los casos, y sobre todo en los de las adopciones internacionales, esto no puede hacerse.