Más que una posibilidad

—Listo. Cuando llegue a los tres minutos, puedes relajarte hasta que aterricemos.

—Eres muy dulce, en serio. —Las cubiertas rugieron y el avión comenzó a elevarse debajo de nosotros mientras acelerábamos. Le apreté la mano con tanta fuerza que debí interrumpirle el flujo sanguíneo, pero estaba demasiado ocupada intentando respirar como para sentir un nivel razonable de vergüenza.

—Me han llamado de muchas formas, pero nunca dulce

Estoy bastante segura de que se lo dan a todos los chicos con potencial conflictivo en el primer año de secundaria. —No pude contener la sonrisa.

—Ey… —Hizo un gesto como si lo hubiese ofendido—. ¿Qué parte de esto —señaló su cuerpo— te dice que soy un chico malo? ¡He crecido en una granja

largo de los años

Izzy nunca había creído en el destino, ahora sí

Ya era hora. —Llevó la mano a mi rostro y tomó mi mejilla—. Estoy perdidamente enamorado de ti, y ya no quiero que seamos una posibilidad. No voy a dejarnos en manos del destino

Puede que haya renunciado a mi trabajo. —Me salió un susurro acelerado.

Sonrió.

—Qué gracioso. Puede que yo también haya renunciado al mío

—Disculpe, ¿puedo pasar? —Su voz profunda me acarició como la seda más suave y mi corazón dio un vuelco cuando lentamente bajé el libro y miré hacia arriba

—No. —Yo no era la única persona que Nate llevaba con él.

La chapa decía «Torres, Julian».

Me ha pedido que te diga que te quiere y que te escribirá cuando llegue el momento de aprovechar vuestra oportunidad.

Le prometí a tu hombre que, si era necesario, te ataría yo mismo al asiento para que subieras a ese avión. —Alzó una comisura—. Y ya verás que no soy tan compasivo como él. Voy a hacerlo