En el Seis de Espadas, una mujer y un niño parten hacia una vida mejor. Un personaje está detrás de ellos, dirigiendo, como el conductor en la metáfora, tal vez un yo sabio superior que sabe a dónde ir y lo que debe soportar para llegar allí. El barco avanza, pero está plagado de espadas, que simbolizan experiencias psicológicas espinosas que, aunque son afiladas, pesadas y a menudo difíciles de sostener, son una parte necesaria del proceso.
Si las arrojamos, el barco, que está plagado de agujeros, se hundirá. Este detalle añade una importante capa de conocimiento sobre la naturaleza vital del miedo y el papel que desempeña al vivir una vida con sentido. Sugiere que el miedo no es solo algo que hay que tolerar, sino que, de hecho, es una parte indeleble de la vida en consonancia con lo que es valioso.