Millones de historias que solo viven en la memoria de quienes disfrutaron una época dorada, una infancia inolvidable de amigos, fútbol y anécdotas que reviven toda una era; años de felicidad donde lo más lindo era jugar y divertirse…
Lo que jamás se borra son esas historias contadas en primera persona, las que solían narrarse entre todos los chicos del barrio, en la vereda de la escuelita y en sus millones de juegos.
La escuelita era nuestro mundo, nuestro espacio para ser. Para ser felices.