Las Primas

José Camaleón, el profesor, ahora mandaba bastante en una casa de mujeres o medio mujeres porque a cada una de nosotras nos fallaba o faltaba algo.

Qué fatigada estoy por puntuaciones y comas imprescindibles para respirar que de otra manera me ahogaría y no quiero desaparecer hasta no presentar un número importante de pinturas en el salón de Bellas Artes, dijo el profesor que sería una exposición unipersonal es decir de una sola persona que sería quien escribe estos documentos vitales que alguien leerá y se admirará no por lo escrito que carece de estilo literario sino por lo pintado que auguran y que será rimbombante en diarios y revistas y estoy orgullosa de mi obra y

El niño-chancho, trompudo, caretón y con orejillas de puerco, comía en un plato de oro y tomaba el caldo en una taza de oro. Agarraba la taza con patitas gordas y unguladas y sorbía produciendo ruido de torrente acuoso derramándose en un pozo y cuando comía sólido movía las mandíbulas, las orejas, y no llegaba a morder con los colmillos que eran muy salientes como los de un chancho salvaje

Cuando Betina daba vueltas alrededor de la mesa rumruneando, empecé a observar que arrastraba una colita que salía por la abertura del espaldar y el asiento de la silla ortopédica y me dije debe ser el alma que se le va escurriendo

Rum… rum… rum… murmuraba Betina, mi hermana paseando su desgracia por el jardincillo y los patios de laja. El rum solía empaparse en las babas de la boba que babeaba. Pobre Betina. Error de la naturaleza. Pobre yo, también error y más aún mi madre que cargaba olvido y monstruos

Tuve la sensación de que se avecinaban grandes cambios y que la última en enterarse sería yo, pero no me importaba con tal que me dejaran tranquila para trabajar y vivir mis personales experiencias.
Saludé

Los lectores admirarán mis adelantos en escritura aunque todavía no acierto puntuaciones pero

trataría de hablar lo menos y pintar lo más

es que me gusta la ciudad húmeda y amenazante donde no nos une el amor sino el espanto en

porque yo necesitaba mis tiempos para estudiar y pintar que para otra cosa no servía ni para desatar un nudo o destapar una botella