Los combatientes

La palabra escrita responde sólo ante ella misma, es ella la que fiscaliza a su autor, a sus lectores, a su época y a su lugar, sean los que sean, coetáneos o futuros.

yo que he luchado por la igualdad y que en los años ochenta yo me imaginaba que en el siglo veintiuno yo iría a trabajar en nave espacial, y resulta que no hay ni naves espaciales ni igualdad.

Todos mis conocimientos literarios son sospechas, yo me acerco a la literatura sospechando. A la literatura y a casi todo.

representaban la intimidad, la buena intimidad, la gran intimidad de los objetos

Las épocas revolucionarias ponen en circulación una mística de la juventud que se ensalza con lo más capital de su misión, que es ni más ni menos abrir paso a un mundo provisto de juventud, es decir, de vigor y de pureza

, porque a mí el feminismo no se me da bien y menos si viene de una institución pública, que se me dan todavía peor

Camus dice que ningún juicio salvo el arte es capaz de aprehender la realidad, es decir que no la ciencia, no la religión, sólo el arte explica el mundo y nos enseña a repetirlo, yo añado que sólo la sospecha aprehende el arte y lo explica, ergo

La sospecha debería considerarse otro método científico como el inductivo, el deductivo y el abductivo; inducción, deducción, abducción y sospecha

Pero hay también una razón distinta: los jóvenes se sienten dominados por cierta ingénita repugnancia a los huecos sociales que se les tienen reservados,

en las épocas en que se operan grandes transformaciones y se proyectan sobre los pueblos con éxito las grandes consignas de índole revolucionaria, el primer hecho social que surge es que el «proceso de duración» de la juventud se estima y amplía de modo considerable