Amor imposible

Me empieza a sobrevenir un sentimiento de protección hacia ella. No la conozco apenas, pero no me parece de las que traicionen a sus amigas de una forma tan cruel.

—Te reto a seducir a Conor Edwards

El entrenador me va a mandar a la mierda cuando se dé cuenta de que va a tener que aguantarme durante otra cena familiar con Iris.

El entrenador me va a mandar a la mierda cuando se dé cuenta de que va a tener que aguantarme durante otra cena familiar con Iris.

Taylor.

—¿Qué? Hemos roto —murmuro—. Tú misma fuiste testigo de ello.

—Sí, y me quedó bien claro que no estabas bien de la cabeza

me da la sensación de que el entrenador es de ese tipo de hombre que se sienta a limpiar la pistola en la cocina cuando un tío va a recoger a su hija en casa. Y Brenna saldría de allí después de darle un beso en la mejilla con el bolsillo lleno de balas.

me da la sensación de que el entrenador es de ese tipo de hombre que se sienta a limpiar la pistola en la cocina cuando un tío va a recoger a su hija en casa. Y Brenna saldría de allí después de darle un beso en la mejilla con el bolsillo lleno de balas.

me da la sensación de que el entrenador es de ese tipo de hombre que se sienta a limpiar la pistola en la cocina cuando un tío va a recoger a su hija en casa. Y Brenna saldría de allí después de darle un beso en la mejilla con el bolsillo lleno de balas.

—¿Habéis hecho planes?

Él se gira y echa un vistazo a los ramos que están expuestos en las vitrinas.

—Cenaremos en Boston.

—Pues tened cuidado y no salgáis hasta tarde. Y ya sabe, si bebe, no conduzca.

—No me seas, Edwards. Todavía guardo un cubo con tu nombre.

—Y vosotros dos, ¿qué? —pregunto al entrenador—. ¿Estáis usando condón?

—No me provoques, Edwards.

—No, tiene razón, papá. —Ahora la Brenna malvada está de mi parte. Lo prefiero—. Sé que ha pasado tiempo desde que tuvimos esa conversación, así que…

—No empieces —le gruñe a Brenna, aunque Taylor se ríe y a Iris no parece molestarle en absoluto.