Nuestra última visita es el Salto Ángel, un lugar al que yo tampoco había ido en mi vida y con el que soñaba. Caminamos un montón desde la madrugada, travesamos el río en canoas con fuertes corrientes y siento que conectamos con la naturaleza. No es un viaje fácil ni sencillo, de hecho, es agotador físicamente, pero, cuando finalmente tenemos el primer vistazo del Salto Ángel, vale totalmente la pena.