Claves para la Oración

Jesús dijo, “Si permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, lo que quieran pedir se les concederá” (Juan 15:7).

El rey David cometió adulterio, concibió un hijo fuera del matrimonio y mató a un hombre. Entonces, ¿como es que Dios dijo que David era “varón conforme a su corazón” (1 Samuel 13:14, vrv)? David fue completamente honesto con respecto a sus transgresiones. Él no puso excusas; él admitió que había pecado contra Dios. Esto hizo que su vida de oración fuera poderosa.
Si usted ha hecho algo malo, confiéselo inmediatamente. Póngase a cuentas con Dios, pida perdón y siga su vida.
Si usted ha confesado su pecado ante Dios, entonces su corazón está limpio y usted podrá ofrecer a “sacrificio de alabanza” (Hebreos 13:15) a Él.

La oración es una confianza sagrada que proviene de Dios, y, es la actividad más importante que tiene la humanidad.
Una iglesia es tan ponderosa como lo es su vida de oración.

El ayuno nos permite recibir la llenura del poder de Dios para el ministerio. Algunas veces la oración no es suficiente para lograr Sus propósitos. Puede que usted necesite agregar un espíritu de consagración a Dios y una abstinencia de lo que pudiera interferir con el fluir del poder de Dios en su vida.

Ayunar es vaciarnos de la comida y llenarnos de Dios.

El ayuno le permite incrementar su capacidad espiritual. Este ejerce disciplina sobre sus apetitos físicos, llevándolos a sujeción de lo que el espíritu desea. Su cuerpo comienza a obedecer a su espíritu y no a sus propios impulsos y hábitos. El cuerpo pasa a ser un siervo del Señor y no el amo de su espíritu.

El propósito principal del ayuno es para beneficiar a los demás. Esta es una forma de intercesión. A menudo el ayuno brinda soluciones a circunstancias difíciles o a la vida de aquellos que se resisten al Evangelio.

ayuno es un punto de intimidad con Dios.

La oración y el ayuno son partes iguales de un mismo ministerio. Jesús dijo, “Cuando oren…” y “Cuando ayunen…” (Mateo 6:5, 16). Al igual que la oración no es opcional para el creyente, el ayuno tampoco es opcional. Es una expectativa natural de Dios en Su pueblo.

Jesús nos dejó al Espíritu Santo, quien nos ayuda ejerciendo el poder generalísimo y nos capacita para orar. “El Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios” (Romanos 8:27). “Oren en el Espíritu en todo momento, con peticiones y ruegos” (Efesios 6:18).