Todos quieren a Daisy Jones

Era una mujer increíble, absolutamente increíble. Y no la merecía.

Era una mujer increíble, absolutamente increíble. Y no la merecía.

Era una mujer increíble, absolutamente increíble. Y no la merecía.

. Y te miro, veo todo lo que eres y sé que es todo lo que yo nunca podré ser.

La primera vez que escuché la letra de esa canción, me devolviste a aquel instante. Justo en mitad de mi primer amor. Con toda aquella angustia, aquella esperanza y aquella ternura. Me hiciste sentir nueva y auténtica otra vez. Fuiste tú quien lo hizo.

Una y otra vez había tomado decisiones que hacían que todo fuera a peor y nunca a mejor. Y al final me había conducido a mí misma al borde del precipicio.

Que Teddy se hubiera ido, que estuviera… muerto. Creo que durante un tiempo estuve muerto por dentro. Sé que suena un poco extremo, pero así es como se sentía. Sentí como si mi corazón se hubiera vuelto de piedra. O… ¿sabes esa gente que se congela criogénicamente? ¿Que se congela con la esperanza de poder volver algún día? Eso es lo que le pasó a mi alma. Se congeló.

No se puede controlar a otra persona, por mucho que la quieras. No puedes hacer que alguien vuelva a estar sano por quererlo, u odiarlo, y da igual que tengas toda la razón, no harás que cambien de opinión.

Solo diré que estás ahí cuando un amigo tiene un día duro. Y le das la mano y atravesáis juntos los peores momentos. La vida se basa en quién te sujeta la mano y, al menos yo lo creo así, en la mano de quién te comprometes a sujetar.

Pero nunca dejé de tener confianza y esperanza. Creía que él lo merecía.