Corazón que ríe, corazón que llora

del sufrimiento se alimenta la creatividad.

marabunta de sentimientos se apoderó de mí: pena, miedo, vergüenza de sentir miedo ante un ser tan querido que de pronto parecía desconocido. Me puse a hipar y a llorar. A mi madre no le hizo gracia.

Entretanto, la pena iba brotando en mi interior, me invadía, poco a poco. Me estallaría de un momento a otro, lo mismo que un volcán.

Intuía que un doloroso secreto permanecía enterrado en lo más profundo de mi historia, un secreto vergonzoso e incluso

la intuición de que aquella pregunta escondía la clave para comprender la arquitectura del mundo, a menudo incomprensible, que me rodeaba. El genio de la verdad estaba a punto de salir de la lámpara.

la intuición de que aquella pregunta escondía la clave para comprender la arquitectura del mundo, a menudo incomprensible, que me rodeaba. El genio de la verdad estaba a punto de salir de la lámpara.

Habría dado cualquier cosa por ser hija de personas ordinarias, anónimas. Crecí con la impresión de que los miembros de mi familia se encontraban en peligro, haciendo equilibrios en el cráter de un volcán cuya lava amenazaba con barrerlos en cualquier

el corazón de los niños, la amistad late con la violencia del amor.

el corazón de los niños, la amistad late con la violencia del amor.

hasta mi adolescencia, hasta que el destino, que siempre se reserva el peor golpe para los hijos ingratos, hizo de mí una huérfana con solo veinte años.