Esta es una diferencia básica con un modelo de relaciones normativo, donde la norma está fijada por mi tipo de vínculo y, si quiero modificarla, he de cambiar la categoría de la relación: en la práctica romperla y sustituirla por otra. En un esquema anarquista relacional, es decir no normativo, los compromisos se adquieren sin fijarse en «formularios pre-impresos» y se autogestionan sin necesidad ni obligación de cambiar títulos, categorías o etiquetas.