El arte de transitar el duelo

un corazón herido es un mal gobernante, y un cuerpo herido, un mal sirviente.

como este de las labores del primero. Sin embargo, un corazón herido es un mal gobernante, y un cuerpo herido, un mal sirviente

Lo engendré sabiendo que sería mortal.

todo está sujeto a la ley del cambio. Todo es fugaz e incierto.

[18] Hasta aquí las etapas de la vida, pasemos ahora a las clases sociales. Empezaré diciendo que la clase alta, la media y la baja tienen algo en común: la desdicha.

si estuviera en mi mano prolongar el tiempo que me queda de vida, no encontraría mejor motivo que seguir luchando por el bien común, pues esa es la misión más digna y admirable para un ser humano.

Es raro hallar paz de espíritu y sosiego. Lo habitual es, en cambio, el estrés, la angustia y la inquietud.

Tampoco hay que escuchar a quien cree que son defectos individuales y no miserias propias de la naturaleza humana, porque no son innatos, en cuyo caso afligirían a la humanidad al completo.

el ser humano nace y viene al mundo a expiar errores

La consolación, mejor dicho, la autoconsolación, mi única esperanza