Mi encuentro con el diablo

sirve vuestra vida? ¿Lo sabéis? ¿Sabéis para qué sirve vuestra vida? ¿Para hacer qué vivís?
Nacéis, vivís, hacéis lo que hay que hacer, y después morís: ¿para qué ha servido vuestra vida? No lo sabéis. Yo lo sé: mi vida sirve para salvar mi alma. Sirve para demostrar mi fidelidad a Dios creador. Sirve para no rebelarme contra Dios creador, pensando que he sido yo el creador de mí mismo.

que no está conmigo, está contra mí» (Lc 11,23). No existe un camino intermedio. Y se lo digo a esos profesores: fijaos, no existe una tercera vía. ¡O con Cristo o con Satanás! No hay una tercera vía. Vosotros no sabéis a dónde vais. Pero os digo una cosa aún mayor: ¿para qué sir

en mí, me hizo nacer donde quiso, en el momento oportuno, donde yo pudiese desarrollar mi existencia. Porque él lo tenía ya todo en mente. Sé de dónde vengo.

Tres puntos:
1) No sabéis de dónde venís;
2) no sabéis a dónde vais;
3) no sabéis para qué sirve la vida.
Punto 1) De dónde venís. Yo sé de dónde vengo. ¿Sabes tú por qué has nacido en Polonia, y no en la India, mil años atrás? ¿Lo sabes? ¿Por qué has nacido en esta familia y no en otra? Pero, ¿cuál es tu origen? ¿Cuál es tu origen?

No sabes nunca cómo comenzar. Dices: todo es evolución. De acuerdo. Es Dios el que ha creado todo como evolución. Los astros se mueven todos, las estrellas se mueven. El sol se mueve, la tierra se mueve. Los árboles crecen, los animales, los hombres. Dios ha creado todo con la evolución. Pero el principio es él, el primer punto de partida es él. Si falta el punto de partida, todo se derrumba.

la Biblia de Satanás como en lo que escribió Crowley sobre el diablo:
1) Haz todo lo que quieras;
2) no debes obedecer a nadie;
3) tú eres el dios de ti mismo.

—¿No te has acostado todavía con una chica? ¡Es una experiencia nueva, haz la experiencia, haz la experiencia! ¡Todo es ganancia, todo ganancia!

bien.
—¿No has usado la droga todavía? –susurra al oído. ¡Ah, haz una experiencia nueva, haz una experiencia nueva!

Dios.
—¡No es pecado! ¡Pero qué decís: el divorcio, el aborto, no son pecado! Más aún: son un signo de progreso. Un signo de civilización, un signo de civilización

Entonces, también la mujer se ve obligada a trabajar: si no, la familia no tiene qué comer. Y los hijos, en lugar de recibir la formación del padre, de la madre, de la parroquia, hoy en Italia y en todas estas naciones que eran católicas, reciben su instrucción del televisor y de Internet. Los dos instrumentos de formación de la juventud de hoy son Internet –uno con Internet posee el mundo– y la televisión.