Salvaste mi vida, Emilie. Me salvaste de no conocer este sentimiento al que ahora puedo nombrar, porque antes de ti, nunca lo sentí y era simplemente irrelevante. Ahora quiero que lo recuerdes, te amo, señora Cavalli. Es fuerte, es real. Estoy enamorado de ti, de Emma, del pequeño que hemos creado juntos y de la idea de un futuro.
» Quiero esa casa con jardín, esos niños jugando, corriendo. Quiero todo eso, contigo. Me has hecho cambiar y crecer en ese aspecto de mi vida que antes no creí necesario. Me has demostrado amabilidad, perdón y respeto. Valores que tenía olvidados