Onyx

—Oh, todavía quiero estrangularte. Pero estoy chiflado. Y tú estás loca. Tal vez por eso. Hacemos buena pareja.

No se trata solo de ti y de lo que quieras. Ni de lo que temas. Se trata de mí: de mi futuro y mi vida.

—La modestia es para los santos y los perdedores. Yo no soy ninguna de esas dos cosas.

Porque sé lo que siento aquí dentro. Yo no soy de los que huyen de las cosas, por muy duras que sean. Preferiría darme de narices contra una pared que pasar el resto de mi vida preguntándome cómo podría haber sido.

—Eso es lo curioso de intentar escapar: no se puede. Tal vez lo logres un tiempo, pero no del todo.

—Ya sé que parece asombrarte que tenga sentimientos y que, por lo tanto, a veces me sienta mal por algo que pueda haber... causado.

tiempo se detuvo para nosotros. El mundo y todo aquello de lo que habíamos formado parte solo existían al otro lado de la puerta cerrada del dormitorio, pero allí solo estábamos nosotros

Pero estoy chiflado. Y tú estás loca. Tal vez por eso. Hacemos buena pareja.

Las palabras son la herramienta más poderosa. Algo sencillo y tantas veces menospreciado. Pueden sanar, y también pueden destruir.

—¿Qué hicieron con vosotros?
—Nos retuvieron en unas instalaciones en Nuevo México.
—¡No jodas! —Me quedé boquiabierta—. ¿El Área 51 existe de verdad?