Ilusiones perdidas

¿Quiénes eran sus autores? Lamartine y Victor Hugo, Casimir Delavigne y Jouy, Béranger y Chateaubriand, Villemain y el señor Aignan, Soumet y Tissot, Étienne y D’Avrigny, Benjamin Constant y La Mennais, Cousin y Michaud, en suma, tanto las viejas como las jóvenes glorias literarias, tanto los liberales como los monárquicos.

apasionadas de la religión más que religiosas,

Para ellas, enviar a un hijo a París es querer perderlo.

Estas palabras deben de parecer oscuras a quienes aún no han observado las costumbres particulares de las ciudades divididas en una parte alta y otra parte baja; de ahí que sea tanto más necesario ofrecer aquí algunas explicaciones sobre Angulema, pues harán comprender a la señora de Bargeton, uno de los personajes más importantes de esta historia.

a quienes la vida de provincias todavía no había cortado las alas.

—¡Vaya, Lucien! ‒le dijo David cuando el caballero se fue‒ ¿Estás enamorado de la señora de Bargeton?

—¡Perdidamente!

En aquel preciso instante, un aprendiz llamado Céziret, un muchacho de París que David había hecho venir a Angulema, abrió la pequeña puerta acristalada que separaba el taller del patio y señaló a los dos amigos un desconocido que se dirigió hacia ellos mientras los saludaba.

el idilio de André de Chénier titulado Néère, el del Joven enfermo, la elegía sobre el suicidio, la escrita al estilo antiguo y los dos últimos yambos.

Schiller, Goethe, Lord Byron, Walter Scott, Jean-Paul, Berzelius, Davy, Cuvier, Lamartine

no le faltaba un ápice de la persistencia de los hombres del Norte.