filme cierra con la resignación de Jane, que observa, desde la cafetería de enfrente del edificio, sombras y movimientos en el despacho de su jefe, reunido con su última víctima. Incapaz de contárselo incluso a sus familiares, que creen que es una joven afortunada que está persiguiendo su sueño, Jane acaba acatando lo que se le ha vendido como el orden natural de las cosas, que no es sino el encubrimiento habitual de delitos sexuales.