«Cualquier mujer anciana con el rostro arrugado, vello en el labio, un diente prominente, ojos estrábicos, voz chillona, lengua viperina, un abrigo harapiento en la espalda, un gorro en la cabeza, un espetón en la mano y un perro o un gato a su lado no solo es sospechosa de ser una bruja, sino acusada como tal», dice John Gaule, autor de Select Cases of Conscience [Casos escogidos de conciencia] (1646);