bookmate game
es
Jennifer L. Armentrout

Una corona de huesos dorados

Avise-me quando o livro for adicionado
Para ler este livro carregue o arquivo EPUB ou FB2 no Bookmate. Como carrego um livro?
  • Estrellita Alison Anaí Peinado Munguíafez uma citaçãohá 3 anos
    Eres digno de mí, Cas. Necesito que lo sepas.
  • briyith herrera cruzfez uma citaçãohá 23 dias
    esa era la clave, ¿no? No pensar demasiado y solo vivir.
  • briyith herrera cruzfez uma citaçãohá 24 dias
    Tu determinación y tu voluntad de vivir, de disfrutar de la vida sin importar lo que esté pasando o lo confusas que sean las circunstancias, es una de las muchas cosas que encuentro asombrosas en ti.
  • danaefez uma citaçãohá 3 meses
    Si aceptas la corona, muchos esperarán que la flecha sea más prominente, puesto que tú eres más poderosa que Cas.

    —Si acepto la corona, la flecha y la espada serán iguales —repliqué—. Un rey y una reina deberían tener el mismo poder, sin importar qué sangre circule por sus venas.

    El wolven sonrió.

    —No esperaba menos de ti.
  • danaefez uma citaçãohá 3 meses
    Vivogracias a ti, Cas, y me refiero tanto a nivel literal como figurado. ¿Crees que no eres digno de mí? En realidad, a veces me pregunto si yo soy digna de ti.

    —Poppy…

    —Es verdad. —Le di un apretoncito en el cuello—. No hay nada que puedas decir que vaya a cambiar eso, pero lo sé. Lo sé aquídentro. —Apreté la palma de la mano contra mi pecho—. Que haría cualquier cosa por ti. Y sé que tú harías cualquier cosa por mí. Ya lo has hecho, y nada en este mundo o en ningún otro cambiará eso jamás, ni lo que siento por ti. Nada debería hacerte olvidar jamás que río gracias a ti.

    🤍

  • danaefez uma citaçãohá 3 meses
    Pero este es tu hogar.

    —Tú me dijiste que yoera tu hogar, tu casa. Eso funciona en los dos sentidos —me recordó—. Tú eres mía. Lo que importa es que estemos juntos y felices.
  • danaefez uma citaçãohá 3 meses
    Me has saludado con la mano.

    Crucé los brazos.

    —Estaba siendo educada.

    —El hecho de que seas educada también es raro. —Siempre soy educada. —Kieran arqueó las cejas y no tuve que leer sus emociones para percibir su incredulidad —. Iba a ofrecerte el último chocolate, pero ahora puedes olvidarte de eso.

    Se rio y se echó hacia atrás.
  • danaefez uma citaçãohá 3 meses
    Casteel enseñó los dientes y se quitó de encima a su padre.

    —Déjanos en paz, maldita sea.

    —Lo siento —susurró el rey Valyn. Y entonces llegó Jasper. Gruñó y lanzó mordiscos al aire para obligar a retroceder al padre de Casteel. Un relámpago cruzó el cielo —. No quería que te sucediera esto. A ninguno de los dos. Lo siento…

    —Cas —dijo Kieran con voz rasposa, suplicante ahora. Casteel se mordió la muñeca, desgarró la piel y enseguida brotó sangre, de un rojo intenso. Y mientras contemplaba los zigzagueantes relámpagos plateados que surcaban el cielo, me di cuenta de que ya no sentía dolor en absoluto. Mi cuerpo estaba entumecido y…

    —Frío. Tengo… frío otra vez.

    —Lo sé. —La sangre fresca manchaba los labios y la barbilla de Casteel. Bajó la muñeca hacia mi boca al tiempo que recolocaba mi cabeza de modo que descansara en el pliegue de su codo—. Bebe, princesa. Bebe para mí.
  • Lilen Altamiranofez uma citaçãohá 5 meses
    Deberías dormir un poco —murmuró Delano cuando vino hasta mí.

    —Ya lo hice.

    La preocupación manaba de todos los poros de su piel. No mentía. En realidad, no. Había dormido una hora o así, y después me quedé despierta y pasé ese tiempo como pasaba todas las horas en las que parábamos a descansar o a comer.

    Practicaba a luchar como un dios.

    Recogí la espada corta y la envainé. Luego miré a mi alrededor, el ceño un pelín fruncido.

    —¿Dónde están…?

    —¿Los drakens? —Los ojos de Delano centelleaban divertidos. Asintió hacia donde un grupo de árboles aún aguantaban rectos y orgullosos—. Reaver está ahí, enzarzado ahora mismo en una épica batalla de miradas con Kieran.

    Una leve sonrisa tironeó de mis labios. Guiñé los ojos y justo logré distinguir la forma de Kieran, tumbado sobre la barriga. A pocos pasos de él, un draken de un tamaño relativamente grande se hurgaba entre los dientes con las garras. El draken no era tan grande como Nektas, pero medía como cinco Settis de largo y tres veces su anchura.

    Reaver era el que casi había mordido a Kieran.
  • Lilen Altamiranofez uma citaçãohá 5 meses
    —¿Casteel está vivo?

    Levanté mi mano izquierda para mostrarle la centelleante marca de nuestro matrimonio.

    —Lo está. —Tragué saliva—. Aunque estoy segura de que entiendes que eso significa muy poco en este momento.

    Se estremeció, y no supe si era de alivio o de miedo. Se produjo un largo momento de silencio.

    —Oh, Dios mío —susurró con la respiración entrecortada. Ocultó la cara entre las manos. Sus hombros se sacudían.

    Me obligué a echarme hacia atrás y esperé a que recuperara la compostura… cosa que hizo, como sabía bien que haría. Tardó un par de minutos, pero sus hombros se apaciguaron y bajó las manos. Unos ojos vidriosos e hinchados me miraron desde detrás de unas pestañas empapadas de lágrimas.

    —Es culpa mía.

    —No jodas —espeté, cortante. Al menos en parte, lo era. Porque yo… había perdido el control. Le había dado a Isbeth la oportunidad que necesitaba. Eloana dio un respingo.

    —Yo… no quería que la gente supiera que ella había ganado.

    Me quedé muy quieta. Todo mi ser se quedó muy quieto.

    —¿Qué?

    —Fue… mi ego. No hay ninguna otra forma de explicarlo. Hubo un tiempo en que amaba a Malec. Creía que la luna y el sol se ponían y salían con él. Y ella no era como las otras mujeres. Ella le hincó las garras y lo supe… supe que la amaba. Que la amaba más de lo que me amaba a mí. No quería que la gente supiera que, al final, incluso con Malec encerrado en una tumba, ella no solo había ganado, sino que se había convertido en reina —admitió con voz ronca—. Se había convertido en la corona que nos forzaba a permanecer detrás de las montañas Skotos, la que utilizaba a nuestra gente para crear monstruos, y la que se había llevado… a mis hijos. No quería que Casteel supiera que la misma mujer que se había llevado a mi primer marido era la que lo tuvo retenido a él y ahora retiene a su hermano. Al final, ella ganó y… y todavía está consiguiendo hacer trizas a mi familia y a mi reino.

    Ahora era yo la que me había quedado sin palabras.

    —Estaba avergonzada —continuó—. Y no… Sé que no es excusa. Simplemente se convirtió en algo de lo que no se hablaba nunca. Una mentira que se convirtió en realidad después de cientos de años. Solo Valyn y Alastir sabían la verdad.
fb2epub
Arraste e solte seus arquivos (não mais do que 5 por vez)