Los políticos hacen promesas, los enamorados hacen promesas, la publicidad hace promesas, la ciencia y la tecnología hacen promesas, la medicina hace promesas… No hay límites en la producción inocua de promesas, y las promesas, al ser palabras vacías, hacen posible imaginarlo todo y conseguir muchas cosas. «Diosa falaz pero útil», como continúa Ovidio, que nos permite ganar tiempo y gracias a ella «nada se pierde».