Entre la fábrica del gobierno y Birmingham, Gran Bretaña atendía todas sus necesidades y las de sus aliados (Suecia, Rusia, Prusia, España), con armas por valor de 3.300.000 libras[251]. Después de 1803 la Ordnance Office se esforzó en convertir a Gran Bretaña en «la potencia independiente y poderosa»[252] que necesitaban los oponentes a Napoleón, «un recurso inagotable». «Puso en ejecución su gigantesco plan para ser el arsenal, la fábrica, el lugar de armas y el centro de la guerra europea»[253], se maravillaba después el matemático francés, el barón Dupin.