En lo profundo del mar

gente que se gana la vida en el mar se trae un poco de él incluso a tierra.

»¡Con qué efectividad ha sabido tratar la Iglesia con los impacientes! Los milenaristas, los mendicantes, los anabaptistas, los adamitas, los hermanos del Amor Verdadero, todos los enloquecidos predicadores de la nueva Jerusalén. Cómo los ha arrasado y borrado de la historia. No queda ni un solo texto de los cátaros, que enseñaban la perfección aquí y ahora. No hay nada que Roma temiera más que la impaciencia. Su reino no es de este mundo. ¿Ha habido alguna vez un manifiesto político más hábil? Dígame, Professore.

AMOR. —Pronunció las cuatro letras con un suave triunfo—. MANET AMOR. El amor permanece. El amor resiste.
—Te lo estás inventando —susurró Maura, pero repitió las palabras en latín.
—El nombre debía de estar en la mitad superior de la tableta. Un nombre infantil, creo. Por el tamaño de la piedra. Un niño muerto. Aquí, en estas colinas. Cuando la familia iba de viaje. Huyendo, o cruzando el puerto para unirse a otra comunidad. Una Lavinia, una Drusila, cuyo amor permanece

Instinto. Podía equivocarse. Pero sus dedos interpretaban el cincelado, el estilo de las letras, como del siglo IV, como mucho de finales del III. Y aunque no podía confiar en distinguir correctamente el emblema estropeado, en buena medida desfigurado, juraría que era un pez, rudamente trazado, entre dos estrellas. El símbolo del Hijo de Dios, los contornos de la resurrección tan comunes en las lápidas y los objetos de culto del primer cristianismo.

pagano y piedra votiva para su propósito urgente.

Apresurada labor, reflexionó, la obra de manos poco hábiles o perseguidas que empleaban, casi sin duda, un temprano emplazamiento

Añadió, con una pedantería que lo divertía y lo avergonzaba al mismo tiempo, que databa del periodo paleocristiano, en los tiempos finales del Imperio romano en descomposición, cuando el cristianismo florecía en esos lugares silenciosos. Este yacimiento, señaló, debía señalarse en el estudio arqueológico a escala 1:50 del Museo muni

Ser judío es mantener a Hitler vivo.

Szeged, el nombre del mudo en la alcantarilla de Katowice, los nombres de los no nacidos, de las mujeres violadas de Matthausen, el nombre de la chica con la estrella amarilla que fue vista llamando a la puerta del refugio de Hamburgo y de la que no hay registro sino una sombra marrón quemada en la acera, hasta que cada nombre se recuerde y pronuncie hasta la ÚLTIMA SÍLABA, el hombre no tendrá paz sobre la Tierra, me oyes, Simeon, ni lugar, ni liberación del odio, no hasta que cada nombre, porque cuando se pronuncien uno detrás del otro, sin que se omita una sola letra, me oyes, las sílabas formarán el nombre oculto de DIOS.

el kaddish que es como la sombra de una lila tras la polvareda del día está marchito ahora, vacío de recuerdo, ha convertido la oración en ceniza, Y HASTA QUE CADA NOMBRE sea recordado y pronunciado de nuevo, CADA UNO, los nombres de los que no tienen nombre en el orfanato de