Los muertos nos asustan, pues un día nosotros estaremos muertos igual que ellos. La oscuridad nos asusta, pues no sabemos lo que nos espera en la oscuridad. Por la noche, el sonido del crujir de las hojas, o de las ramas azotadas por el viento, o alguien susurrando, nos hace sentir incómodos. Lo mismo ocurre cuando oímos pasos acercarse, o cuando creemos ver figuras extrañas en las sombras: tal vez un ser humano o un animal grande, o algo horrible que apenas podemos distinguir. Hoy en día la mayoría de la gente dice que no cree en los fantasmas y los fenómenos extraños. Sin embargo, todavía temen a los muertos y a la oscuridad. Y todavía ven al hombre del saco aguardando entre las sombras. Y todavía cuentan historias de miedo, como se ha hecho siempre. Alvin Schwartz.