El sexo de los ángeles y de los santos

Desde el Renacimiento, pintura y poesía eran además consideradas como fuentes de conocimiento y, al igual que la filosofía natural o que la retórica, eran medios idóneos para trasmitir las verdades eternas, cuya guardiana máxima era la teología

gente común no pensaba en términos conceptuales sino en imágenes.

En su labor didáctica, la retórica tenía como uno de sus principales instrumentos la imagen

Para estudiar a los santos y su papel social contamos con tres grupos de fuentes: a] los textos hagiográficos y los sermones impresos; b] las imágenes didácticas y devocionales que aún llenan los templos católicos, y c] las referencias en obras diversas sobre el culto a tales íconos y a las reliquias. Esas fuentes nos permiten acceder tanto a la emisión de los mensajes y a modelos que llevaba a cabo el aparato eclesiástico como a la recepción de ellos por parte de los fieles y a su traducción en prácticas.10

Como hoy en día, la eficiencia en la recepción de los mensajes estuvo marcada por la emotividad.

Sus reliquias y sus imágenes recibieron una veneración especial tanto en el ámbito doméstico como en el público

dos tipos de literatura hagiográfica: la oficial clerical (destinada a ser leída en los oficios litúrgicos) y otra más popular (la de Gonzalo de Berceo, de los sermonarios y de los relatos de juglares) destinada al pueblo.7

Los papas de Aviñón en el siglo XIV convirtieron las causas de canonización en procesos legales, con defensores (procurador de la causa) y fiscales (promotores de la fe). Desde entonces, además de la fama popular del santo fue necesario que los obispos y los reyes solicitaran la apertura del proceso mediante cartas. De ahí en adelante sólo fueron llamados sancti aquellos que habían sido canonizados por el papa, mientras que los que eran venerados localmente o por determinadas órdenes religiosas se les llamó beati.6

en esos siglos XII y XIII el papado se adjudicó la exclusividad para llevar a cabo la canonización (inscripción en el canon) de los santos; con ello se daba fin al antiguo proceso practicado desde el siglo V por el cual la elevación de un personaje al culto público era realizada con la autorización del obispo de cada región para recibir un culto litúrgico

los santos se convirtieron en el medio más idóneo que los obispos y misioneros encontraron para cristianizar a los pueblos paganos, primero en Eurasia y África y a partir del siglo XVI en el continente americano