Saving 6 (Los chicos de Tommen 3)

—Bueno, supongo que es mejor que empiece a practicar —farfulló—. Ya sabes, para cuando estemos con tus padres.

Esbocé una gran sonrisa.

—Como mi novio.

—No, como tu novio, no —murmuró justo antes de soltar un hondo gruñido—. Hostia puta, me acabo de dar cuenta de una cosa.

—¿De qué?

—La hija de mi jefe es mi novia.

Partiéndome de risa, le di unas palmaditas en la espalda.

—Así es.

—El prototipo de chico perdido. —Sus labios rozaron los míos mientras hablaba—. No te preocupes, Peter Pan, yo seré tu Wendy.

La besé.

Estás cansado de estar solo —susurró contra mis labios—. De que te defrauden. —Me dio otro beso—. De estar herido.

Sé quién eres, Joey Lynch —siguió diciendo al tiempo que rozaba su nariz contra la mía.

—Gilipolleces. Eso no es así —aseveró Joey desafiándome con los ojos entornados—. No deberías conformarte con algo cómodo, Molloy. No deberías conformarte con nada que no fuera estar enamorada hasta las trancas. La única persona con la que debes conformarte es con la que más te incomode. Esa persona que te lleva al borde de la locura porque estando con ella sientes tantas cosas que al final te falta el aire o no puedes funcionar ni remotamente sin ella.

»Pero es que además no quieres que así sea. No quieres respirar, sentir o funcionar sin ella. Eso es una relación verdadera, Molloy. Solo cuando uno se siente más incómodo que nunca es cuando debería considerar conformarse. Porque entonces es cuando sabes que estás enamorado, y esa me parece una forma de vivir muchísimo más agradable que conformarse con alguien con quien no tienes nada en común solo porque es cómodo».

Exacto. No te busco sustituta, Molloy. —«Eso sería imposible»—. Tan solo intento recuperarme. —«Por ti».

Por eso no puedo ponerte en la posición en la que te puse en Nochebuena. —Sorbiéndome la emoción, moví la cabeza de un lado a otro y expulsé un rudo suspiro antes de agregar—: Precisamente porque te quiero, no permitiré que vuelva a pasar algo así.

Te quiero —reiteré con los ojos clavados en los suyos mientras le limpiaba una lágrima de la mejilla—. Te quiero más de lo que he querido nunca a nadie en toda mi vida, y no lo digo por decir. Es la pura verdad.

Nunca iba a abandonarlos.

Les evitaría ese dolor a toda costa.

que nunca iba a olvidarme de ese chico.