La frágil belleza del cristal

Sin embargo, ahora lo necesitaba. Necesitaba hablar con él, decirle que su mundo se estaba haciendo añicos; el mundo de los dos, ya que sus mundos estaban entrelazados por sus familias, tanto si Angelo quisiera admitirlo como si no.

Quiero que me enseñes ese libro en el que escribes y que me lo leas

no puedes mirar lo que no existe.

A veces se reía y eso hacía que lo siguiera intentando con más ganas, pero nunca le hablaba

porque querer a alguien y luego perderlo sería mucho peor que no haberlo tenido nunc

Es difícil querer o echar de menos a alguien que ni siquiera has conocido.

Una vez mi padre me dijo que estábamos en la Tierra para aprender, que Dios quería que recibiéramos todo lo que tuviera que enseñarnos la vida y que después tomáramos lo que habíamos aprendido para convertirlo en nuestra ofrenda para Dios y la humanidad. Sin embargo, tenemos que vivir para aprender, y a veces tenemos que luchar para vivir.

Agradecía la oscuridad, aunque fuera solo porque le hacía pasar desapercibido.

Parecía un heraldo del infierno en lugar de un miembro del ejército de Dios.

Qué ironía. Qué terrible ironía. Él también lo había arriesgado todo y puede que hubiera perdido la única cosa por la que cambiaría su inmortalidad.