La dependienta

El mundo normal es un lugar muy exigente donde los cuerpos extraños son eliminados en silencio.

Me he dado cuenta. Antes que humana, soy dependienta. Aunque como humana sea defectuosa, aunque pueda morir de hambre si no tengo dinero para comer, no puedo evitarlo: todas las células de mi cuerpo existen para la tienda.

Las finas y pálidas arrugas que le cubrían la piel de la cara se acentuaron de golpe, como si le hubieran aplastado la cabeza como un acordeón.

Arrastraría mi carga genética yo sola hasta el fin de mis días, procurando no dejar ni una huella en ningún lado, y cuando yo muriera se perdería para siempre.

ahora que había perdido la tienda como punto de referencia, quizá lo correcto sería juzgar las cosas desde la lógica animal. Como humana también soy un animal, y pensé que el camino correcto para mí quizá fuera tener hijos y contribuir a la expansión de la especie.

ahora había perdido mi punto de referencia

No tenía ningún objetivo. Hasta entonces, mi cuerpo había pertenecido a la tienda incluso cuando no trabajaba. Dormía para ir a trabajar con buena salud, me mantenía en forma y me alimentaba bien. Todo aquello formaba parte de mi trabajo.

Antes conciliaba el sueño enseguida, con el único objetivo de descansar para la tienda. Ahora, en cambio, no encontraba ningún motivo para dormir.

Estaba desconectada del mundo.

Pero yo ya estaba fuera de aquella línea temporal que seguía avanzando en la tienda