El tiempo de los magos

más que una mancha de tinta, más que la medianoche, más que el mismo espacio y tan retorcidos como el corazón de una bruja.

Pobrecito Xar… —canturreó Saqueador con crueldad—. Se cree un niño grande, pero no sabe hacer magia…

Los niños magos no nacían con magia; la magia aparecía cuando cumplían los doce años. Xar tenía trece y su magia todavía no había aparecido.

Alguien creía que las brujas se podían hacer invisibles y su sangre era ácido. Otro, que expulsaban esa sangre por los ojos.

Uno de nosotros se prestará voluntario para recibir una heridita y entonces la sangre atraerá a la bruja…

Solo un descerebrado como tú no lo sabría

No obstante, Xar era el niño más desobediente del reino de los magos desde hacía cuatro generaciones y las cosas prohibidas solo lo alentaban.

El gato de las nieves que montaba se llama Gatorreal, una noble criatura que tenía la forma de un lince gigante, demasiado señorial para tener un dueño tan insolente.

Los guerreros creían que como cierta magia era mala, TODA la magia era mala.

Eran bosques más oscuros de lo que te parece posible; más que una mancha de tinta, más que la medianoche, más que el mismo espacio y tan retorcidos como el corazón de una bruja.