Robinson y la isla infinita

seguimos profundizando desde su dimensión filosófica, Ortega y Gasset nos amplía horizontes, aproximándonos al concepto de la mitopoiesis. Nos advierte que «la mitopeia es un método intelectual que forja el Mundo en que durante milenios vive un pueblo». Es de sumo interés su teoría sobre la concepción mítica que define este proceso como una serie. Toda invención mítica trabaja sobre otras anteriores.
Toda la invención mítica trabaja sobre las que ya hay; no pretende invalidar ni contradecir las anteriores, sino que empalma con la tradición, la desarrolla y es, más bien, un sobrecrecimiento vegetativo de lo inicial o bien la proliferación incoercible de una polípera, de un viviente coral. Así se va enriqueciendo y articulando y hasta hipertrofiando el Mundo mítico.
El mito de Robinson encaja perfectamente en este modus operandi del fenómeno mítico. No es un mito aislado ni único, sino que se desarrolla y crece como un coral vivo. Esta forma de estudiar el fenómeno mítico como una serie de hechos encadenados es afín al pensamiento filosófico y antropológico contemporáneo.

Toda la invención mítica trabaja sobre las que ya hay; no pretende invalidar ni contradecir las anteriores, sino que empalma con la tradición, la desarrolla y es, más bien, un sobrecrecimiento vegetativo de lo inicial o bien la proliferación incoercible de una polípera, de un viviente coral. Así se va enriqueciendo y articulando y hasta hipertrofiando el Mundo mítico.

intemporales, sino que son «mitos vivos» porque siguen apareciendo en nuevos relatos y continúan su andadura en sucesivas narraciones, con su propia e inconfundible identificación. Son personajes de ficción que han adoptado de hecho la categoría de dioses o semidioses y este carácter sagrado los sitúa en un estadio superior a la simple ficción. Desde luego estas figuras nos ayudan a comprender las inquietudes del hombre e incluso proporcionan modelos de conducta.