Desaparición para expertos

Podría haberte ayudado. No tienes por qué hacerlo todo tú sola, acuérdate. Somos un equipo.

Estamos yendo muy lentos. Vamos a separarnos.

—No, que me gustas mucho.

Pip notó su risa pese a que no lo estaba mirando.

—Estamos en un cementerio. Compórtate.

Y apareció el segundo mensaje en una cajita blanca.

Te estás acercando :)

Creo que… Me parece que Jamie ha estado hablando con un impostor.

Y de pie al final del todo, donde la multitud se disipaba, se encontraba Max Hastings

No puedo decirte lo que debes hacer —concluyó él.

—Pero ¿y si pudieras?

—No. No debo tomar esa decisión por ti. Tú eres la única que lo sabe, la única que puede saberlo —dijo—. Pero lo que sí sé es que, decidas lo que decidas, estará bien. Tú eres así. Y, elijas lo que elijas, yo estaré a tu lado. Siempre. ¿De acuerdo?

—Vale

No puedo decirte lo que debes hacer —concluyó él.

—Pero ¿y si pudieras?

—No. No debo tomar esa decisión por ti. Tú eres la única que lo sabe, la única que puede saberlo —dijo—. Pero lo que sí sé es que, decidas lo que decidas, estará bien. Tú eres así. Y, elijas lo que elijas, yo estaré a tu lado. Siempre. ¿De acuerdo?

—Vale.

Y, conforme se despedía

—Lo siento —fue todo lo que dijo Connor de camino a la cafetería.

Era lo único que podía decir, igual que Pip, pero no había «lo siento» suficientes para arreglar esto

Sabía que Nat la odiaba. Pero también que no debería estar sola al escuchar la noticia. Nadie debería estar solo para enterarse de algo así.

—¿T-Te has enterado? —dijo Pip con una voz que le sonó extraña, como desconocida—. El veredicto.

—¿Qué? —Nat entornó los ojos—. No, todavía no me ha llamado nadie. ¿Ya han terminado? ¿Qué…?

Y Pip vio el momento exacto en el que ocurrió. El instante en el que la cara de Nat se convirtió en un libro abierto. El momento en el que le cambió la mirada.

—No —dijo, pero fue más un suspiro que una palabra.

Se apartó de la puerta y se llevó las manos a la cara mientras soltaba un grito ahogado con la mirada perdida.

—¡No! —Esta vez la palabra se convirtió en un grito desgarrador.