Cuitláhuac: señor de la casa de los dardos

la figura de Cuitláhuac ha sido símbolo histórico de la resistencia indígena. Su memoria, lejos de contribuir a emotividades nacionalistas, puede ser una gran inspiración para revalorar a los pueblos originarios que habitan el territorio que hoy llamamos México, pueblos que aún se enfrentan a un mundo que, para ellos, permanece colonialista y hostil.

En cualquier caso, la accidentada entronización de Cuitláhuac fue la antesala de su fugaz pero aguerrido gobierno, al que convencionalmente se le atribuye un periodo de 80 días.

Entre las cualidades deseadas para un gobernante se puede mencionar:

• Pertenecer al estrato pilli y ser pariente del tlahtoani difunto.

• Haberse educado en el Calmécac.

• Poseer valentía.

• Tener aptitudes para la guerra.

• Ser abstemio.

• Ostentar prudencia y sabiduría.

• Hablar con habilidad y corrección.

• Ser recatado.

Gracias a la discusión y la investigación, hoy sabemos que el tlatocáyotl mexica, y específicamente el altépetl de Tenochtitlan, estaba conformado por una serie de instituciones complejas, dignatarios y diferentes formas de posesión de la tierra, y que poseía una marcada división social entre un estrato alto, que detentaba el poder civil y militar (los pipiltin), y un estrato bajo, que se ocupaba de las labores productivas agrícolas, artesanales y comerciales (los macehualtin).