A Quino lo ha echado su novia de casa. Tal que así, ¡pam! En la calle. Sin techo y algo borracho, llama a la puerta de su hermana Blanca y su marido Juan Antonio; quienes esperan la visita del jefe de Juan Antonio y de su mujer,
Paloma, para cenar. La comida está casi lista y las botellas de vino dispuestas
en la mesa. ¡Qué suerte la de Quino! Él tiene mucha sed. Pero Juan Antonio
está nervioso, la cena le es muy importante pues espera ser ascendido. La presencia de Quino presagia el desastre, nunca sabe comportarse cuando está
borracho. Por otra parte Paloma piensa que Quino es muy interesante y muy
muy guapo.